El 4 de febrero, Estados Unidos aplicó un arancel del 10% a productos chinos y Pekín respondió con tarifas del 10% al 15% sobre algunos bienes estadounidenses.
En marzo, Washington fijó una tasa del 20% para productos en general, mientras que China impuso un 15% a trigo, pollo y maíz, y un 10% a carnes, soja, lácteos, frutas y productos acuáticos.
Durante el “Día de la Liberación”, se anunció un nuevo 34%, a lo que China también respondió con un 34%. En contrapartida, EE.UU. impuso aranceles al 104%, y el país asiático actualizó al 84% a todas las importaciones estadounidenses.
El 9 de abril los elevó al 125%, a lo que la Casa Blanca confirmó que el total ascendía al 145%, al sumar el 20% impuesto en enero. El 11 de abril, China gravó sus importaciones desde EE.UU. con un 125%.