La industria del calzado en Argentina enfrenta una profunda crisis, marcada por la caída del consumo interno y el aumento de las importaciones. Las últimas informaciones señalan una situación crítica con despidos, suspensiones y cierres de empresas.
Caída del consumo
Las ventas de calzado han experimentado un desplome significativo, con cifras que, según fuentes de la
Cámara de la Industria del Calzado de Buenos Aires, han llegado a una baja de hasta el 50% en comparación con el año anterior. Esto se atribuye a la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores, que priorizan gastos esenciales como alimentos y servicios.
Aumento de las importaciones
La actual política de apertura de importaciones ha permitido un mayor ingreso de productos terminados, especialmente de países como Brasil, China, Indonesia o Vietnam. La producción local se ve afectada por la "competencia desleal" de estos productos importados, que resultan más baratos que los fabricados en el país.
Impacto en el empleo
La crisis ha generado despidos masivos y suspensiones de personal en varias fábricas del país. Se estima que miles de puestos de trabajo directos e indirectos están en riesgo. Algunas empresas han reducido drásticamente su personal, y otras han paralizado su producción. Según fuentes de
UTICRA, el gremio que nuclea a los trabajadores del calzado, desde 2024 hasta mediados de 2025, se perdieron más de 15.000 puestos de trabajo.
Capacidad ociosa
El sector trabaja a una capacidad muy por debajo de su potencial. Se reporta que una gran parte de la maquinaria de las fábricas está parada debido a la falta de pedidos.
Propuestas de emergencia
Ante la gravedad de la situación, se ha presentado un proyecto de ley para declarar la emergencia en el sector textil y del calzado por 180 días. La iniciativa busca frenar el ingreso de importaciones, suspender despidos y congelar tarifas de servicios para las empresas del rubro.
Situación a nivel de empresas
Numerosas empresas, desde grandes fabricantes hasta pymes, están sufriendo las consecuencias de la crisis. Algunas han tenido que tomar medidas drásticas como la reducción de personal para intentar mantener la continuidad de sus operaciones.
Perspectivas
La sensación de incertidumbre, impaciencia y pesadumbre que se vive en el sector se ha generalizado, en virtud de que no se avizoran medidas políticas y económicas que puedan mitigar esta grave situación, que de continuar puede tener consecuencias imprevisibles. Por ahora, todo se reduce “a esperar”, pero muchos industriales afirman que los tiempos también se agotan.